¿Es el cambio cuestión de sentimientos?

Ahora bien, la subsiguiente pregunta es: ¿Es el cambio una cuestión de racionalidad?, la respuesta inmediata es: 'si', pues sin saber exactamente (prudencialmente) lo que conviene hacer, no es posible emprenderlo y lograr el cambio requerido o pretendido.

Pero estas primeras respuestas no acotan la cuestión.

Sentimientos y cambio

El otro día conversaba con un profesional de la hostelería y me argumentaba (racional) sobre su opción política, y lo cierto es que no había ningún argumento sobre su valoración de los hechos y previsiones, sino mas bien una exposición de sentimientos. En la coyuntura presente donde es preciso un cambio para superar la crisis, el endeudamiento del estado, la impasibilidad de la banca y la proliferación del desempleo, está claro que o haces algo distinto o nada cambiará (más aún, empeorará), esto es una cuestión racional, lógica, obvia, evidente. Sin embargo, este hecho irrenunciable, era solapado, en esta persona, por los sentimientos negativos(1) de temor, inseguridad, desconfianza, pérdida. Para él la lógica, la racionalidad, no era consistente.

Hace años, venimos observando, que las personas con corazón son personas empáticas, sensibles, que sufren y padecen con más facilidad, fruto de ello reflexionan frecuentemente sobre su vida y los hechos que les acontecen, un camino racional para resolver o evitar las causas, cuando menos para aprender respecto de 'la misma piedra' en el futuro. Cuando uno escucha su discurso pueden parecer racionalistas, incluso frías, aunque lo que hay en realidad es una racionalización de sus sentimientos, un enconado empeño por tratar de entender, de comprender lo que pasa, lo que les pasa.

Entonces ¿que papel juegan los sentimientos en el cambio?.

Los sentimientos son un arma poderosa, pues dan fuerza, predisponen para la acción o para la pasividad, a veces la acción de la que se es capaz es heroica, muy comprometida, tenazmente comprometida, prolongada a lo largo del tiempo.

Los sentimientos juegan un papel muy importante en la vida, y en los procesos de cambio también, no es el papel principal que es el de 'saber lo que hay que hacer', sino el papel secundario, el número dos, que influye poderosamente en la tenacidad, la motivación, ... un efecto pigmalión o profecía autocumplida positiva.

Sin actor secundario, 'en esta película' no hay final feliz.

Si tienes miedo al cambio,

crees que muy probablemente el cambio será a peor, entonces no lo quieres y obviamente no lo ejecutas