Zaryn Dentzel, uno de los fundadores de Tuenti(1), Expansión, 26/1/2011:
«Una empresa en la que no se producen cambios, es una empresa que no crece»
El cambio es lo contrario de dejar las cosas como están, y todo el mundo aspira a la estabilidad. Es por ello que el cambio produce miedo. ¡Sí!, se teme al cambio.
Cuando uno teme algo, se resiste a que se produzca o incluso trata de evitarlo, en ocasiones con todas sus fuerzas.
Esta psicología solo puede ser contrarrestada por la seguridad. El miedo desaparece cuando uno está seguro de que el cambio es algo positivo, que los riesgos e incertidumbres se irán despejando satisfactoriamente.
Los artífices del cambio deben por tanto generar ese sentimiento y esa convicción de seguridad, por lo menos afianzar la máxima de "mejor bueno por conocer que el malo presente", algo contradictorio al sentimiento natural "mejor malo conocido, que bueno por conocer".
¿Por qué hay que cambiar si uno está bien así?. Esto es muy cierto si fuera verdadero o lo fuera siempre, pero comúnmente, no se está bien así, lo que se está es cómodo, controlando las cosas porque son siempre iguales y se ha aprendido un modo de afrontarlas, no necesariamente de resolverlas...
Lo dicho se corrobora con los tópicos del mercado global, la creciente exigencia de los clientes, la tendencia hacia la generación de más servicio, la competencia inusitada, entre otros, afirmaciones mayoritariamente ciertas en la mayoría de los casos. Hay que decir, respecto de los pocos casos donde no es necesario cambiar, que esto es algo temporal, hasta en las situaciones monopolísticas mas acérrimas y centenarias: "no hay mal que cien años dure" (véase por ejemplo los caso de Iberia y su huida hacia adelante).
La cuestión para el administrador tradicional es que si hay negocio y este es más o menos estable, no hay que hacer nada pues las cosas van bien, claro que esto es una estrechez de miras que no otea mas allá.
Desde luego dicho planteamiento deja de lado cualquier posibilidad de ser puntero, líderar el mercado, o de crecer.
El principio de que "si no haces nada, todo seguirá igual" debe ser machaconamente repetido. Cada vez que la crítica asoma, debe recordarse: "si no te gusta, haz algo por cambiarlo". En realidad esta afirmación debe enmendarse, pues la vida demuestra algo escalofriante: "si no haces nada, con el tiempo, las cosas irán peor".
Cambiar, a parte de las técnicas que lo coadyuvan, es todo un arte, porque básicamente el cambio se opera en las personas y es algo que no puede hacer uno solo sin contar con ellas. Búsquese por tanto a los artistas.
Las personas pueden cambiar a través de la comunicación con ellas y de un modo particular de comunicación que es la formación.
Estos dos instrumentos son claves y definitivos para operar el cambio. Si la institución no dedica tiempo y recursos a generar canales de comunicación formales y a formar largamente a todo el personal el cambio será traumático o no se producirá. Debe constituirse para tal fin una auténtica campaña (plazos, actividades, recursos, eventos, etc.) de comunicación y educación.
Michael Hammer y James Champy en su libro Reingeniería proponen un método sencillo para generar los contenidos básicos para comunicar e instruir en el cambio:
Argumento pro acción: Elaborar un documento que persuade, motiva y explica, por qué es necesario cambiar y en qué.
Una declaración de visión: Elaborar un documento que define con vigor el lugar al que llegar, el cambio concreto que se pretende alcanzar: la meta por la que trabajar y lo que hay que hacer para alcanzarla.
Ser líder no es algo compatible con una felicidad entendida como "todo va bien, no hay problemas". Esta visión de felicidad es irreal, por mucho que la cultura mediática y publicitaria la transmita por doquier. El hombre es un ser insatisfecho, es decir, siempre tiene problemas y si no los tiene se los crea, porque siempre aspira a más.
El primer motivo por el que las empresas no cambian es que sus líderes (los que ocupan los puestos de responsabilidad), "quieren ser felices" y por tanto no quieren cambiar. Sólo cuando se convenzan los directivos de que el cambio, tanto interno como externo, se produce y se producirá, es posible abordar la tarea de como cambiar.
El 'cambio interno es inevitable', se produce de todas formas con el devenir del tiempo, por lo que es 'mejor gestionarlo'.
El 'cambio externo se producirá' tarde o temprano por la acción de algún competidor, por lo que 'conviene anticiparlo' evitando el riesgo de quedarse atrás.
Cambiar cuesta esfuerzo y tiempo. El pusilánime(2), abúlico(3), o mediocre(4) lo rehúye con pánico(5). Si el directivo es mediocre, ni el MBA mas sublime hará de él un líder, pues el liderazgo proviene del compromiso personal y éste, lo más que puede hacer es proponerse, pues el personal acto de voluntad es irreemplazable y la fortaleza, virtud.
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(1) Tuenti es una red social privada con millones de usuarios, a la que se accede únicamente por invitación. Pertenece al Grupo Telefónica, tiene sede central en Madrid (España), y un equipo internacional compuesto por personas de más de quince nacionalidades distintas. (enlace).
(2) Sin valor, cobarde para soportar o intentar cosas grandes.
(3) Falto de voluntad o energía para decidir y hacer lo que se debe.
(4) Sin capacidad suficiente para hacer las cosas con competencia.
(5) Miedo que paraliza o hace huir sin control.
* Otros artículos relacionados son: ¿Es el cambio cuestión de sentimientos? o también Comunicación y cambio